El viñedo de nuestros cooperativistas está comenzando un nuevo ciclo de vida. Tras la vendimia, en los meses de agosto y septiembre del pasado año, las cepas sufren la caída de las hojas y son podadas, tradicionalmente entre los meses de noviembre a febrero. De esta forma quedan en reposo durante un tiempo determinado, para que puedan generar reservas para un nuevo ciclo y renacer. Además, las raíces de las viñas absorben el agua del invierno, nutriendo el tronco y preparando la cepa para un nuevo ciclo de la vid.

Con el comienzo de las buenas temperaturas, entre mediados de febrero y mediados de marzo, el viñedo del Condado de Huelva empieza a generar los ‘lloros’ en las yemas de las cepas. Estos denominados ‘lloros’ no son más que la reactivación de la savia por tallos y brazos, que los recubre de una especie de lágrima que los reviste por completo.

Brotación de una yema de una cepa zalema

Una vez completado este proceso, estas yemas se hinchan y se alargan presentando una punta verde que constituye un nuevo brote. Es el periodo de brotación, que suele coincidir, como hemos indicado, con el inicio de la primavera. Este periodo es desigual, ya que va a depender de varios factores: de la variedad, de la edad del viñedo, del momento de poda, del tipo de suelo y su movimiento y de las temperaturas que se den entre febrero y marzo. Actualmente en el viñedo de Privilegio del Condado podemos encontrarnos viñas en reposo, con el lloro, comenzando a brotar o bien con hojas extendidas, dependiendo de los condicionantes influyentes en este periodo.