Érase una vez una historia muy particular ocurrida en el antiguo Condado de Huelva donde nuestro apuesto personaje encantado no era un príncipe sino un conde. Este esperaba ansioso el beso de una hermosa joven y de este modo abandonar su aspecto anfibio, recuperando su atractiva apariencia. Un buen día, gracias a los azares del destino así ocurrió, ambos fueron felices y comieron perdices, regadas con caldos como el que ahora vas a disfrutar.

Cata

Ideal para acompañar a quesos frescos y mariscos este vino blanco joven semidulce deja en el paladar el recuerdo de hierbas de suave aroma, de tomillo, romero e hinojo de la tierra. Las uvas seleccionadas son estrujadas con la última tecnología que respeta su color pálido, su sabor suave y su característica fragancia, para dar lugar a este vino de linaje.